miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿PAPÁS DEMASIADO PERMISIVOS? (III)

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EL CONFLICTO ES NORMAL

Los padres deben saber que en la convivencia con niños el conflicto es normal. El pequeño prefiere que le vista mamá a vestirse sólo, dormir en el sofá con la tele puesta que acostarse a oscuras en el cuarto, dejar que papá ponga la mesa mientras él sigue jugando... habitualmente va a rebelarse contra todo lo que le suponga una pérdida de privilegios o un esfuerzo. Pero eso no quiere decir que haya que ceder para que no se enfade. Al contrario, nuestra obligación como educadores es ponerle límites para que aprenda cuál es el comportamiento que se espera de él y las normas que debe acatar para la convivencia con los demás.

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS LÍMITES?

Sobre todo para que los niños vean quien está al mando: un adulto fuerte, competente y con experiencia les protege en este mundo. Si los pequeños intuyen que son ellos los que dictan las órdenes no pueden sentirse seguros y protegidos: ¡Son unos recién llegados! ¿Cómo van a saber manejar la vida?
Los padres deben poner normas y límites y los hijos deben aceptarlos porque:


- Dan seguridad al niño.
- Desarrollan la tolerancia a la frustración.
- Entrenan el autocontrol.
- Contribuyen a comprender las necesidades de los demás.
- Enseñan a luchar por salir adelante aunque el camino presente obstáculos.
- Ayudan a conseguir el éxito de forma adecuada.
- Tranquilizan, porque los límites establecidos muestran a los niños lo que viene a continuación, como deben actuar o lo que se espera de ellos.
- Permite ensayar la negociación, algo especialmente útil en toda relación social, familiar, profesional, de pareja.
- Propician un clima familiar de colaboración, con lo cual nadie se siente injustamente tratado.
- A la larga surgen menos conflictos: las normas se asumen pronto y ya no se discuten.
- Mejora la autoestima: los niños se sienten capaces de hacer lo que sus padres le piden.


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